Nos alojamos tres noches de Semana Santa, dos adultos y dos niñas. Nos gustó Astudillo. La casa no. Es una casa de 3 plantas, pero la planta baja no cuenta ya que es el portal con una estrecha escalera de caracol. Es la única vía de acceso a la planta 1ª; donde está el salón-cocina. Nos obligó a deshacer la maleta y subir la ropa a puñados. El espacio en la 1ª planta es reducido. No hay donde guardar/ordenar cosas en esta planta (ni armarios ni estanterías). Las cosas quedan esparcidas por el suelo en bolsas. El sofá, incomodísimo (hacía alusión otro usuario en Toprural): recurrimos a sentarnos siempre en las sillas de la cocina. La conexión wifi es inútil: hay una rayita de cobertura (o cero, habitualmente). Contábamos con la conexión anunciada para planificar una visita a Burgos. El menaje de cocina mínimo. Dos recipientes y un exprimidor de plástico muy desgastados y manchados por el uso. No hay tazas de café. No hay copas. Una casa que cobran 5 plazas tiene 4 tazones de desayuno. Pequeños electrodomésticos de cortesía (secador de pelo, tostadora) no hay. El bidé no tiene agua. A la planta bajo cubierta se accede por una escalera con un paso muy alto y una huella muy estrecha. La habitación con 3 camas es la parte espaciosa de la casa. Pero el confort por las noches tampoco fue bueno. La 1ª noche con calefacción encendida (4ºC fuera) y el ruido de los radiadores no nos dejó dormir (incluso a nuestras hijas, que duermen como troncos). Las otras noches apagamos tras haber calentado bien las habitaciones. Así la 1ª parte de la noche sudamos y la 2ª pasamos frío. Sólo encontramos 2 mantas para 4 camas; que no se pueden usar porque están almacenadas sin funda encima de los armarios y están saturadas de polvo. Dejamos la casa más cansados que cuando entramos, frustrados y decepcionados.